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miércoles, 26 de agosto de 2009

Sexta: Retroceso

Las disculpas del caso.

Si, se que prometí que ayer en la noche iba a tener la sexta parte del relato. Pero, por problemas extraliterarios, no pude cumplir mi promesa (es una larga historia). Lo siento.

Ahora si, a pedido de Nela Canela, la sexta parte, ésta va para ella.



Llegué a mi casa, y me eché en la cama de mi cuarto. Tenía algunas asignaciones de la universidad, pero... al carajo, no tenía ganas de hacer nada. Prometí que mañana las haría con más calma y tranquilidad. Ahora no había espacio para pensar en ello.

Me quede dormido rápidamente, y mi mente se transportó al estado sueño, otra vez.

-Eh, que buen libro.
-Gracias, es uno de mis favoritos.
-Soy Nadine.
-Christopher, Chris para los amigos, mucho gusto.
-Igualmente.
-Y, ¿eres amiga de Sarah?
-Si, me pidió que viniera para ver unas cosas.
-Oh, ya veo. La verdad, no conozco mucho a Sarah.
-Es una persona genial. Deberías.
-Trataré de hacerlo.
-¿De donde conoces a Sarah?
-Una amiga me la presentó hace poco. Fue casi por casualidad -solté una risa.
-¿De veras? Me encantan las cosas no planificadas.
-A mi también, guardan cierto misterio. Pero, por algo pasan, ¿no?
-Desde luego, y eso le da un gran atractivo.
-Exacto.
La conversación se vió interrumpida.
-Oh Chris, veo que tu y Nadine han congeniado bien -dijo Sarah.
-Eh si, aunque ella fue la que tomó la posta. -respondí.
Nadine se rió.
-Se hace lo que se puede. -prosiguió Nadine.
-Bueno, debemos irnos, recuerda que vamos a llegar tarde a la reunión.
-Si, tienes razón Sarah. Bueno Chris, fue un gusto haber charlado contigo.
-Gracias, el gusto es mío.
-Adiós Chris, luego hablamos. -dijo Sarah.
-Nos vemos luego Sarah, cuídate. Hasta pronto Nadine.
-Hasta pronto.

-

-¿Qué? ¿Hablas en serio? -le pregunté.
-Si, mi casa queda a unas cuadras del café. -respondió ella.
-Genial, me encanta ir a ese lugar.
-A mi también, aunque hace siglos que no voy. He estado ocupada últimamente.
-Bueno, tienes razón, no siempre hay tiempo para todo.
-Si... eh, ¿qué te parece si vamos mañana?
-¿Propones una cita?
-(risas) Si, y no tendrás a donde escapar.
-Oh, que miedo.
-Pobre, creo que te asusté.
-No te tengo miedo Nadine.
-Deberías. Soy peor de lo que te imaginas.
-¿Ah si?
-Si, soy tu peor pesadilla.
-Una cita con mi peor pesadilla. Que locura.
-Que afortunado eres, no todos tienen la oportunidad de tener una cita con su peor pesadilla, al menos no de forma planificada.
-Tienes razón en lo que dices. Sabes, me encanta tu forma de pensar, peor pesadilla.
-Gracias, también me gusta la tuya, simple mortal.
-Bueno, supongo que ya me elevarás del nivel "simple mortal".
Ella ya no pudo evitar soltar una carcajada.
-Muy bien, para lograr tu ascenso, debes cumplir un requisito más.
-¿Cuál?
-Que aceptes la cita.
-Eh, déjame pensarlo.
-Bueno, te lo pierdes.
-Ya, de acuerdo, acepto.

-

-Asi que, eso es lo que pasa.
-Si. La verdad, me he sentido terrible en los últimos días. Es que es tan difícil.
-Nadine, no se que decirte la verdad. Me gustaría poder ayudarte, en lo que sea, y como sea.
-Gracias Chris. Sabes, eres una gran persona, me gusta como eres.
-Tu también Nadine. No voy a encontrar a nadie como tu nunca.
-¿De veras crees eso?
-Si.
-¿Ya buscaste?
-Si.
-No te creo.
-Eso dices.
-Hablo en serio.
-Ya, entonces busca tu.
-¿Yo? Pero si tu eres el interesado.
-Si pero tu eres la que habla en serio.
-Ay, Chris, te voy a golpear.
Nadine golpeó a Chris con la mano.
-Ouch, eso duele.
-Oh, lo siento, ¿de veras te dolió?
-Eh... no.
-Entonces, ¿quieres otro golpe?
-No, ya no. Tu mano va a pagar las consecuencias de tantos golpes.
-Ya, no me desafíes Chris.
-De acuerdo. ¿Tregua?
-Tregua.
Dejamos de mirarnos por un instante, y luego nos volvimos la mirada, sonriéndonos. Tras quedarnos así por un rato, frente a frente, comenzamos a acercarnos un poco más. Nuestras miradas se perdieron en la vorágine, y comenzó todo. Nuestros labios ya estaban juntos, y comenzaban a conocerse lentamente. Todo sucedió con demasiada rapidez, hasta el punto en que casi no sentí el pesar del tiempo.

Y eso era... el primer beso.

Luego de varios segundos, ella se apartó.
-Eh, lo siento. Yo... no quise... -le dije.
-No, no tienes porque Chris. Solo que...
-Fue demasiado rápido -completé la frase.
-Si, pero eso no quiere decir que no haya tenido que suceder.
-El destino.
-Si, ese mismo, sabes que amo las cosas no planificadas.
-Y, creo que...
-¿Qué?
-Que te amo Nadine.
Puso los ojos como platos.
-Chris, me avergüenzas.
-Lo se, pero es que me gustas mucho. Tenemos tanto en común.
-Tu también me gustas Chris, pero... no es tan fácil.
-Si, creo que tienes razón. Lo siento.
-No te preocupes, entiendo.
Nos quedamos en silencio por un instante.
-Eh, debo irme Chris. Te veré luego, ¿si?
-De acuerdo. ¿No quieres que te acompañe?
-No, no te preocupes. Tomaré un taxi.
-Está bien, cuídate.
-Tu también, hasta pronto.

Cuando terminó eso, abrí los ojos inmediatamente. Había caído en un sueño profundo, y me costó demasiado volver a la realidad. No habían sido precisamente sueños, pero el peso de los flashbacks era como el de unos mil mastodontes. Lo cierto es que, con todo esto que estaba pasando, ya comenzaba a asustarme. No sabía que iba a pasar después de que ella se fuera y todo se acabe. "¿Van a volver a brotar estos flashbacks?", me preguntaba cada segundo que pasaba.

Traté de distraerme viendo un poco de televisión. Apenas había encendido el aparato, sonó el móvil.
-Diga.
-Chris, es Angela.
-Oh, ¿como estás?
-Bien... quería hacerte una pregunta.
-Dime, ¿que sucede?
-Es que, voy a tener una fiesta esta noche. ¿Te gustaría venir? Me gustaría hablar contigo sobre unos cuantos temas.
-Di la hora y el lugar.
-Nueve en punto, en mi casa.
-Bien, ahí estaré.
-De acuerdo, te veré luego Chris. Adiós.
Colgó el teléfono antes de que pudiera decir siquiera "a".

Angela era una persona muy buena, una de mis mejores amigas, y yo la quería bastante. Ella siempre me ayudaba con todos los problemas que tenía, me hacía reír mucho. En verdad, nos reíamos los dos, de cualquier estupidez que estuviéramos hablando, y era grato saber que contaba con ella. La conocí por medio de Michael, uno de mis mejores amigos de la infancia, quien por circunstancias del destino, terminó por enamorarse de Angela. La verdad, son tal para cual, y me da gusto verlos juntos.

Supuse que era una buena idea ir a la fiesta. Estaría con Angela y no me aburriría del todo. Necesitaba distraerme con urgencia y le agradecí demasiado el que me haya invitado a su casa esa noche. Además, ella tenía cosas que contarme, y no estaba dispuesto a fallarle. Pensé que también le podría contar un poco lo que estaba pasando por mi cabeza en esos momentos, y así tal vez recibir un par de consejos de parte de ella. Di por contado que Michael iba a estar ahí, y hacía ya mucho tiempo que no lo veía. En conclusión, iba a ser una buena noche.

Después de terminar de ver un partido de fútbol por televisión, me alisté rápidamente, y salí rumbo a su casa.



Oh si, lo olvidaba. Feliz cumpleaños Mauricio.

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