AVISO DE SERVICIO PÚBLICO

Todos los nombres e identidades de las personas nombradas en este blog, se mantienen en secreto (salvo excepciones). El único que puede publicar su verdadera identidad en este blog, es Sergio (o sea, yo). Cualquier comentario y/o opinión (¿comentario y opinión son lo mismo? ¿si no?) vertido acerca de la temática del blog y de las personas "implicadas" en el mismo, no es responsabilidad absoluta del autor. Gracias.

¿Por qué hago esto? Simplemente para especificar.

SOBRE LAS CANCIONES

Muchas de las canciones presentes en los posts de este blog pueden encontrarse en el playlist ubicado entre los gadgets.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Segunda: Causa y Efecto

Bueno, mi último intento de escape del bloqueo de escritor (o de las PCA como diría Nela Canela).

Si desean saber que paso antes de esto, vayanse al archivo no estadístico y busquen el post "Escena". Sino, van a estar más perdidos que un cartucho de Super Nintendo en una laptop.

Chiste monce, olvídenlo.

En fin, ahi va.



Ahí estaba ella, con la mirada perdida, vagando por las hojas de los árboles del parque. No entendía en verdad lo que estaba pasando. Era Nadine, a pocos metros de mí, tal vez... con un mensaje que dar.

Juro que me quede pegado a esa imagen por varios segundos, hasta que ella volvió la mirada hacia mí. No pude evitar hacer un tic, pero que se podía hacer.

Si, esa mujer me dio un ataque sorpresa.
-Nadine, eh... hola
-Hola Chris
-¿Qué tal? ¿Cómo la estas pasando?
-Bien, todo bien. Como siempre
-Me alegra saber que todo está bien.
De pronto, algo interrumpió en la conversación
-Chris, ¿vienes o no?
-Un momento, yo los alcanzo luego. –volteé y dije.
Nadine sonrió al ver que dije esas palabras. Le devolví la sonrisa cuando volví la mirada hacia ella. Finalmente, ella fue la que rompió el hielo, y de que manera.
-Eh, Chris, yo...
-¿Quieres ir a tomar un café?
-De acuerdo

Ese no era el escenario apropiado para conversar sobre eso. Fuimos a la cafetería que está a tres cuadras del campus. Me encantaba ir ahí, la verdad. Siempre que estaba cansado luego de clases, iba por una taza de café para calmar el ambiente. A veces también pedía café con hielo, cuando necesitaba refrescarme. Era genial. Y mejor aún si el café de ese lugar sabía muy bien.
-Buenas tardes, ¿Puedo tomar su orden?
-Agua sola –dijo Nadine.
-¿Estás segura que no quieres nada más? –pregunté.
-No, está bien Chris, no te preocupes. –respondió con una sonrisa burlona.
-De acuerdo, yo quiero un café capuccino, y un pedazo de pastel de naranja.
-¿Algo más?
-No, nada más –repuso Nadine. Que atrevimiento para decirlo.
-Muy bien. Volveré con su pedido.
-Gracias.

La verdad, todo el tiempo que estuvimos en la cafetería, nos la pasamos hablando sobre otras cosas. Sobre la última vez que hablamos con Sarah, sobre las canciones que estaba escribiendo para el grupo, sobre un concierto que iba a haber en unos meses, y para el cual la fecha de inicio de venta de entradas se había aplazado unos días. En fin, varias cosas que no tenían absolutamente nada que ver con el tema principal. La causa de todo lo que estaba pasando. El motivo que nos tenía yendo y viniendo como si fuésemos un sube y baja con dos niños jugando de manera inocente, pero que en realidad conocían el motivo de ese sube y baja. Su mecanismo, su equilibrio, su funcionamiento. Era muy comparable con esto, o en el peor de los casos, con una montaña rusa, si es que lo ponen de un modo más... ¿extremo?

-Eh, la cuenta por favor
-Si señor
Me volví hacia ella.
-Nadine, déjame pagar todo.
-No.
-Por favor, ¿si?
-Que no.
Ella siempre tenía esa costumbre de negarme el pagar todo. O sea, ella no siempre iba a estar pagando. Yo me sentía algo molesto, pero bueno, así era ella. Y para variar, sabía mis pensamientos de memoria. Sabía que posiblemente, acepte un no por respuesta. Genial.

Al salir del local recibí en mi móvil un mensaje de uno de mis amigos:

“Hey, ¿que paso? ¿Tu chica te secuestró o te diste cuenta que no ibas a poder con nosotros en el pool?”
-¿Quién es? –preguntó Nadine. No era su costumbre preguntar por la gente que me llamaba o mandaba mensajes.
-Mis amigos. Dicen que la pasaron bien en el pool. –mentí.
-Oh, ¿por qué no fuiste?
-Porque tengo prioridades.
-Vaya, que ordenado que eres Chris, me sorprendes.
Parecía que Nadine jugaba sus cartas de manera perfecta. Apuesto que sería una perfecta jugadora de póker. Claro, si es que supiera jugarlo. Ahora que recuerdo, prometí enseñarle una vez a jugarlo, pero se hizo imposible por los acontecimientos del fin de semana pasado.

Llegamos a su casa, y nos sentamos en uno de los escalones de la entrada.
-Y bueno, creo que... se te olvidó algo. –dijo ella.
-¿En serio? Que despistado.
-¡Ja!
Tardamos unos segundos en poder mirarnos a la cara, y cuando sucedió, fuimos acercándonos poco a poco, hasta que nuestros labios se cruzaron.
Fue algo tan... natural. Ambos nos dejamos llevar como no lo habríamos hecho en el resto del día. Debo admitir que extrañaba esos labios, pero ahora eran diferentes. En serio, parecía que era otra Nadine. No era la Nadine loca e ingenua que le gustaba hacer acopio de sus pensamientos, de sus frases, de sus palabras fuera de serie, y de su personalidad intro-extrovertida. No era la Nadine que yo conocía, y esos no eran sus encantos únicos de ella. Era una Nadine más, atrevida, desenfrenada, como quien va manejando en una motocicleta sin saber como hacerlo.

Luego, ella se detuvo, y cambió su mirada. Nadine había vuelto.
-Chris...
-Dime amor.
-Lo siento.
Esas dos palabras me dejaron en shock.
-¿Por que? ¿Ahora que ocurre?
-Tengo que decirte algo.
-Dime.
-Me voy. –dijo con lágrimas en los ojos.
-¿Qué?
-Si, me voy. Y no se si vuelva algún día.
-Pero, ¿Cómo? ¿A dónde te vas?
-A España.
-¿España? ¿Cómo así?
-Si, me voy a España. Viajaré dentro de una semana.
-Pero... ¿por qué? –No sabía que decir. Esto no me lo esperaba de ninguna manera, Nadine me dió un golpe bajo.
-Lamento si no te lo dije antes, pero... es que Chris la verdad te amo tanto. Y nuestra relación se ha vuelto tan... asediada por cosas ajenas a nosotros, y no quería que lo supieras. Supuse que me odiarías.
-Estás loca. –le dije sin trabas.
-Por ti.
-Eso no cambiará.
-Te lo aseguro.
Nos quedamos en silencio por diez segundos. Hablé yo.
-Y, ¿por qué viajarás?
-Eso no te lo puedo decir, lo siento.
-¿No me lo puedes decir? Genial.
-Es que de verdad no puedo. No es tan fácil como parece Christopher.
-¿De veras?
-Arg, ya ves. No me entiendes.
-Si te entiendo, solo que, no puedo imaginarme algo que sea demasiado malo para que no pueda saberlo.
-Pues imagínalo.
-De acuerdo.
Pasó otro silencio de diez minutos. Esta vez habló ella
-Debo irme
-¿Por qué?
-Porque si. Punto.
-Como tu digas.
Nos despedimos con un beso, otra vez, pero este fue más pausado y pacífico que el primero.
-Cuídate. –le dije.
-Lo haré. Tu también.
-Gracias.
Sonrió de forma natural, como me gustaba, y entró a su casa.



Bueno, ahora me toca agradecer a las siguientes personas (o grupos de personas):
-The Dresden Dolls
-Muse
-Jack White
-Coldplay
-Buck-Tick

Si no fuera por ustedes, no habría intentado siquiera escribir algo, gracias infinitas.

Ahora si, me voy a jugar PES 2009, que mi jugador del modo Become a Legend está en el año 2015, juega en el Man U, y es el goleador de la Liga Inglesa con 40 goles, wow. Intenta superar eso Berbatov.

¿Super Nintendo? ¿PES 2009? Demasiados videojuegos por hoy.

Au revoir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario